| | Declaración del Club Una trayectoria intelectual, social y humana tan interesante como la que ha venido desempeñando el Club de Roma desde su creación, que no puede ser resumible en las cortas líneas de cada una de sus publicaciones y comentarios sobre la problemática mundial, cuando se ve en perspectiva y en toda su complejidad, constata hasta qué punto el Club de Roma ha contribuido a una nueva conciencia universal. En la que no solamente se plantean un conjunto de reivindicaciones sobre los derechos de las personas sino también sobre la responsabilidad de todos en cómo construir el futuro común. Así el Club de Roma, en su Conferencia de Punta del Este, celebrada entre el 18 y el 20 de noviembre de 1991, bajo la presidencia de S.A.R. el Príncipe de Asturias, emitió una DECLARACIÓN SOBRE RESPONSABILIDAD HUMANA que señalaba lo siguiente: DECLARACIÓN SOBRE RESPONSABILIDAD HUMANA (DEBERES) “Una de las tendencias más esperanzadoras de las últimas décadas ha sido la de la preocupación cada vez mayor por el reconocimiento de los derechos humanos fundamentales y la necesidad de asegurar que se respeten en todo el mundo. No obstante, el disfrute de derechos no puede asegurarse sin la aceptación de obligaciones, los derechos tienen que equilibrarse con deberes, privilegiados por la responsabilidad. Ambas cosas son fundamentales para el gobierno de las naciones y las sociedades. Los deberes son implícitamente aceptados por los individuos de una determinada sociedad; pagan impuestos a cambio de la seguridad y de los servicios que la sociedad les proporciona; de las libertades alcanzadas, se someten a las limitaciones del interés común; muchas obligaciones se aceptan para que pueda funcionar la sociedad y para poder disfrutar dentro de ella de una vida cotidiana armoniosa y coherente. Sin embargo, vemos a nuestro alrededor innumerables ejemplos de actos individuales y colectivos realizados deliberadamente, que violan el concepto básico de responsabilidad. Observamos manifestaciones ostentosas de irresponsabilidad en los escándalos financieros, los casos de corrupción y extorsión, el vandalismo y el terrorismo y en las operaciones de los narcotraficantes. A nivel de nación, vemos casos de explotación, de opresión de las minorías e incluso de invasión militar. Aunque en formas menos espectaculares somos todos en mayor o menos medida culpables de la ausencia de responsabilidad y preocupación en nuestras relaciones con otros individuos y con el entorno. Mientras que las obligaciones para con la sociedad se aceptan sin apenas cuestionarlas, aunque con frecuencia se ignoran o esquivan, las responsabilidades en un amplio aspecto de actividades humanas se consideran o tratan de muy distintas maneras por personas diferentes, dependiendo de sus distintos sistemas de valores. La erosión de los valores o la aceptación puramente nominal de los mismos constituye uno de los principales rasgos o características del mundo contemporáneo. En su reciente informe “la primera revolución planetaria”, el Club de Roma argumenta que, si queremos resolver los problemas del planeta y avanzar hacia un mundo justo, creativo y capaz de sostenerse, es imprescindible introducir el elemento ético en las transacciones de los individuos y las sociedades. Resulta imperativo revitalizar el sistema de valores en términos del mundo contemporáneo y es urgente que esa revitalización se manifieste a través de un mayor ejercicio de la responsabilidad por parte de todas las personas y de sus instituciones. Llamamos por tanto a todas las personas e instituciones a colaborar en la tarea de profundizar y difundir una forma responsable de pensar y actuar como elemento fundamental para la construcción de un mundo mejor. Entre las áreas de interacciones humanas en las que existe necesidad manifiesta de ejercer una mayor responsabilidad, citaremos las siguientes: la relación entre hombres y mujeres: en el seno de la familia; en la educación de los niños para vivir en un mundo nuevo; en las actitudes hacia las personas de avanzada edad, enfermas y minusválidas; en las transacciones financieras; en las actitudes hacia otros grupos étnicos o religiosos; como ciudadanos encuadrados en la vida de la comunidad y la nación; en la relación con las disparidades económicas tanto entre distintas naciones como en el seno de una misma nación; por parte de los medios de comunicación de masas: entre las naciones; en la búsqueda de la paz; hacia la naturaleza y las otras especies de la creación; en la preservación del entorno natural; para las generaciones futuras Como conclusión, el Club de Roma declara su convencimiento de que, en este momento histórico de cambio, la transición hacia una sociedad mundial justa, armoniosa y capaz de sostenerse no se podrá lograr sin una mutación de los valores humanos y una plena aceptación de la responsabilidad humana. Consideramos por tanto importante que se emprenda un proceso de reflexión, entre otras cosas con el fin de ampliar la Declaración Universal de Derechos Humanos para convertirla en la Declaración Universal de Derechos y Responsabilidades Humanas. Esta reflexión debe tener lugar en las mentes de los individuos de todo el mundo, a pesar de su gran diversidad cultural, y mediante discusiones en el seno de sus organizaciones cívicas, profesionales, religiosas y de otro tipo. Con dicho propósito, el Club de Roma ofrece el ensayo adjunto para una discusión más amplia.” | |